El autor y director llegó a Neuquén para ser parte del 4º Festival Daulte de Teatro, que se lleva a cabo en El Arrimadero y en la Escuela Provincial de Títeres.
Javier Daulte, el dramaturgo y director que con sus argumentos fantásticos y de género contribuyó a la renovación del teatro argentino, llegó a Neuquén para reencontrarse con los amigos que los homenajean en el 4º Festival Daulte de Teatro.
El evento –que ya se realizó en 2010, 2012 y 2014 y tiene lugar en El Arrimadero (Misiones 234) y la Escuela Provincial de Títeres (Anaya 299)- comenzó ayer con la presentación de Faros de color, un policial melodramático dirigido por la artista local Ely Navarro. Este año, el festival cuenta con elencos de distintos puntos del país como Mendoza, Santa Fe, Rosario y Junín (Buenos Aires). “El actor argentino tiene mucha tradición, una gran ambición y una gran meta, que es la de querer mejorar siempre”, expresó el autor sobre las personas que se animan a incursionar en el teatro.
Con más de un centenar de reconocimientos en el país y el exterior, Daulte viene de ser nominado a los Premios Tato en la categoría Mejor Guión Original de Ficción por Silencios de familia-mención que se llevaron Adrián Caetano y Guillermo Salmeron por El marginal-, lo que para él es todo un honor: “Siempre es una alegría poder estar nominado, uno se siente halagado de recibir ese reconocimiento”.
¿Qué significa para usted este festival?
Más que un festival, esto ya es un encuentro con amigos y eso está bárbaro. Por otro lado, es un gran orgullo y un mimo que me hacen. Ya llevan cuatro ediciones y la verdad es que no puedo creer el tiempo que tiene de vida, en el cual estamos construyendo un gran entendimiento. Me parece una experiencia muy estimuladora, porque más allá de que sean mis obras y lleve mi nombre, estamos hablando de teatro y es lo que nos gusta a todos.
¿Qué es lo que más le gusta del festival?
Me gusta mucho que haya una apropiación de ciertas ideas mías. Además, el intercambio que se da desde hace dos ediciones, en donde definimos hacerlo más participativo, con los seminarios y las charlas que doy a actores, directores y dramaturgos. Eso hace que cambie mucho el carácter del encuentro porque no es solamente exponer y mostrarse, sino participar e intercambiar.
¿Hay algo del teatro local que le llame la atención?
Que los actores hacen teatro por pasión. Esto es un rasgo del teatro argentino, pero en un lugar como Neuquén se nota más. Esa prepotencia de hacerlo “porque nos gusta”, que el rédito es siempre a pulmón y que no siempre hay grandes ventajas a nivel económico.
¿Qué crítica constructiva le haría al teatro neuquino?
Creo que hay un problema de volumen de trabajo, que acá escasea y en Buenos Aires hay mucho más, porque hay otra infraestructura. Eso permite que el actor pueda seguir mejorando su actuación. El teatro empezó a promocionarse en las provincias a partir de la creación del Instituto Nacional de Teatro, y por lo que veo no hubo un constante querer aprender más, mejorar más, y ahí es importante el intercambio del que hablo. Por eso siento que todo lo que uno observa tiene que ser bienvenido para seguir creciendo. El actor argentino tiene mucha tradición, una gran ambición y una gran meta, que es la de querer mejorar siempre, y eso hay que reconocerlo. Por ejemplo, vengo de dar un seminario en Perú del que participaron actores muy importantes y yo mismo le decía a los chicos de acá ‘no tienen nada que envidiarles ustedes’ porque lo que necesitan, talento y pasión, lo tienen.
¿Cuáles son los proyectos que está llevando adelante ahora?
Vengo de Chile, en donde terminé la temporada de Nuestras mujeres, junto a Guillermo Francella, Jorge Marrale y Arturo Puig. Ahora voy a dirigir una obra, Los vecinos de arriba, con Florencia Peña, Diego Peretti, Rafael Ferro y Julieta Vallina. También voy a presentar Clarividente, que es una obra mía. Por último, en febrero sale publicada mi primera novela, que se llama El circuito escalera y fue editada por Alfaguara. Se trata de la primera vez que publico en narrativa, así que me tiene entusiasmado.
¿Qué importancia tuvo para usted estar nominado a los Premios Tato en la categoría Mejor Guión Original?
En los Premios Tato somos nosotros mismos los que votamos y definimos a los ganadores, por lo que no son muy importantes, pero siempre es una alegría poder estar nominado, uno se siente halagado de recibir ese reconocimiento.
¿Cómo es trabajar para Pol-Ka junto a Adrián Suar?
Con Adrián nos llevamos muy bien. Con el correr de los años nos hemos hecho amigos, aprendemos uno del otro y somos muy exigentes con el trabajo, por lo que nos gusta mucho la forma en la que nos vinculamos. Tenemos muchas reuniones. Vamos colaborando juntos para armar un mundo que nos guste a los dos porque a él, como productor, le tiene que entusiasmar llevarlo a cabo y a mí, como autor, me tiene que entusiasmar escribirlo. Pol-ka es una gran productora y me entiendo muy bien con el equipo, así que me siento muy cómodo.
¿Cómo cree que la crisis repercutió en el teatro y las producciones locales?
Hubo una fuerte caída. El que tuvo plata para poder producir tuvo miedo de quedarse sin plata si apostaba a eso. Ahora estamos a la espera de una reactivación y tenemos que reconocer que existe una crisis que nos pega a todos.
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La programación del festival
Tras la presentación de Faros de color, hoy a las 21 se subirán a las tablas Quiero tomar tu mano (Santa Fe) en la Escuela Provincial de Títeres y, desde las 23, Criminal (Mendoza), en el teatro El Arrimadero.
Mañana se presentará a las 21 Caperucita (Rosario), en Anaya 299, y a las 23 ¿Estás ahí? (Junín, Buenos Aires) en la sala de espectáculos de Misiones 234.
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