Nota en LA MAÑANA de NEUQUEN 07/11

"Siempre es una ventaja leer a Freud"
Javier Daulte quedó varado en Ezeiza pero igual tomó su auto para estar presente en el "I Festival Daulte de Teatro", un tributo del grupo local Sur Menage al dramaturgo, que es un éxito en Europa. Su puesta "Fuera de cuadro" estará hoy, a las 21, en El Arrimadero.
                       
Neuquén > Por estos días, el aeropuerto internacional de Ezeiza es un caos en Buenos Aires. Javier Daulte, quien hace una semana arribó desde España, donde fue ovacionado por su obra "Baraka" -puesta que pasó por la ciudad-, fue uno de los tantos afectados que no pudo tomar el pasado viernes  su vuelo con destino a esta ciudad para estar presente en el "I Festival Daulte de Teatro", un homenaje del grupo local Sur Menage, que guía Gustavo Lioy, a este hombre que siente el  teatro desde los pies a la cabeza. Quizás esa razón, y también el compromiso con lo que ama, hizo que tomara su vehículo ayer por la mañana, después de  bajar por el Google Maps los datos precisos –es la primera vez que arriba al Sur-, para estar presente en este evento que lo tiene como figura. Para aquella parte de la sociedad que todavía no sabe quién es este señor, Daulte es el responsable de que muchos directores y actores jovenes del país interpreten sus elogiados textos, además de compañías de Barcelona, Madrid y México.
Dramaturgo, guionista, director y psicólogo, anoche se encontraba en el El Arrimadero (Misiones 234), donde se ponía al tanto de la realidad neuquina teatral y disfrutaba  de sus obras   “PH” y “Criminal”, que le permitieron sacarse la intriga de por qué atraen tanto sus textos.
 Días antes de toda esa odisea viajera que le tocó vivir, mediante una entrevista vía mail, Daulte se explayó de cómo vive su presente, su relación con la TV (es autor de “Como vestir santos”, que se emite por Canal Trece) y su creatividad.  

Teniendo en cuenta que es la primera vez que visita la zona, ¿qué conocimientos tenés sobre la compañía Sur Menage que dirige Gustavo Lioy?
Con Gustavo nos conocimos primero vía mail cuando él se contactó conmigo hace algunos años para consultarme acerca de la posibilidad de hacer obras mías. Luego nos conocimos en Buenos Aires. Fue entonces que me explicó que él es porteño y que había decidido hacía un tiempo instalarse en Neuquén. Sé que Neuquén es una ciudad próspera y con mucha gente llena de inquietudes y con alto nivel de actores y actrices. No sé mucho más. De hecho, cuando "Baraka" visitó la ciudad dentro de la gira nacional, no pude viajar, pero luego el elenco me contó que fue una experiencia maravillosa presentar la obra para ese público. Este viaje me permite ponerme en contacto con la realidad teatral neuquina y eso me alegra y me enriquece.

 Javier Daulte y Gustavo Lioy

¿Se ha encontrado con otros grupos del interior que destaque tanto sus obras?
Afortunadamente mis obras se hacen a lo largo y lo ancho del país. Es algo que sin duda me enorgullece pero que no deja de sorprenderme. Pocas veces he podido viajar para ver los montajes. Creo que Rosario es la ciudad donde más obras mías se han hecho, "Faros de Color", "Martha Stutz", "Criminal","¿Estás ahí?" y creo que algunas más. También se han montado varias obras mías en Corrientes: "Gore", "Bésame Mucho". Mendoza también es una ciudad donde se han hecho varias obras. Lo mismo en San Juan, en Santa Cruz, en Córdoba, en Santa Fe, Misiones y muchas más que ahora no recuerdo con exactitud. Pero ésta es la primera vez que viajo para ver todo un conjunto de obras, lo cual me permitirá sacarme la intriga de por qué les atraen mis textos.

¿Estás informado de la situación teatral que se da en el interior?
Someramente. Para conocer la situación teatral de una ciudad o región hay que permanecer un tiempo allí. Me ha pasado en España. Después de haber trabajado de manera ininterrumpida en Barcelona durante 10 años, puedo decir que conozco su realidad teatral. No así la de Madrid donde he trabajado mucho pero no he llegado a compenetrarme completamente de la situación. Es que el teatro es una disciplina que se va renovando de manera permanente. Uno se desactualiza muy rápidamente.

Visitar otras provincias ¿es algo habitual o los hacés cuando el tiempo  lo permite?
Me gusta hacerlo. Me gusta dictar cursos, tener charlas con la gente de la profesión, intercambiar, olfatear por dónde están las inquietudes y las necesidades. Si Buenos Aires ya es una plaza teatral sumamente atractiva por el vigor y el desinterés de muchos de los que hacemos teatro, en las provincias ese vigor y ese entusiasmo desinteresado es muchísimo más marcado. Lamentablemente esto tiene que ver de manera directa con el hecho de que es muy difícil para los teatristas de las provincias vivir de la actuación o de la dirección o de la autoría. A esta dura realidad se contrapone algo maravilloso como es hacer lo que el deseo indica.

Hace poco arribaste desde España, país donde se encuentra en cartel "Baraka". ¿Cómo se vive el éxito fuera del país?  
Es una gran satisfacción y un gran desafío. Es muy difícil que a un extranjero le den un lugar dentro de la familia del teatro (que siempre es una familia local) más allá de las aceptables visitas a festivales y eventos internacionales. El privilegio de trabajar de manera continuada en un país que no es el tuyo y donde no sos residente se vive como un orgullo y un reto. De hecho para mí, de entre todos los premios que he recibido a lo largo de mi carrera, hubo uno que me impactó especialmente, y fue cuando hace unos años el gobierno de la ciudad de Barcelona me otorgó el Premio Ciutat de Barcelona, un premio que no es de teatro sino que se le da a las personas que han hecho algún aporte significativo a la cultura y la identidad de la ciudad. Por eso se les da a urbanistas, científicos, arquitectos, pedagogos y artistas. Cuando me llamaron para decirme que me habían distinguido con ese galardón, sentí una emoción muy especial y la gran satisfacción de que se me hubiera reconocido mi granito de arena a la cultura teatral catalana.

¿Desde cuándo el teatro argentino va posicionándose en Europa?
Siempre hubo elencos y grupos que viajaron con suertes diversas para presentarse dentro de ámbitos festivaleros o haciendo temporada en teatros privados. Creo que en los últimos diez años la dinámica de intercambio que se produjo a través de creadores como Bartís, Tolcachir, Veronese, Spregelburd y yo un vínculo teatral muy sólido y productivo con Europa.

¿Aún das clases en Barcelona?
Ese período ahora terminó. Fue una experiencia maravillosa que en los últimos tiempos empezó a agotarme. Sobre todo fue un agotamiento mental. Como decía antes, cada realidad teatral es muy singular y el cambio de chip cada dos o tres meses (que era la frecuencia en que iba y volvía) fue tan enriquecedor como extenuante.

¿Qué le aportó trabajar en otro país?
Siempre digo que España me profesionalizó. Fue en Barcelona y en Madrid donde empecé a trabajar en el circuito comercial, los grandes teatros a la italiana. Y además me enseñó a escuchar y entender otras manera de hacer teatro.

Sus obras llegaron a traducirse al catalán.
Yo las hice traducir. Cuando encaro mi primer proyecto "100% barceloní"  (esto quiere decir que me embarqué en la producción de un texto que se estrenaría antes en Barcelona que en Buenos Aires), me pasó algo sumamente curioso: yo creía que lo haríamos en castellano, pero cuando hicimos la primera lectura del texto, me empecé a dar cuenta de que los actores estaban raros y sospeché que era porque algo del castellano los incomodaba. Fue entonces que pregunté en qué lengua se sentían más cómodos trabajando. Sin dudarlo todos me dijeron en catalán. Claro, por entonces eso yo no lo sabía, pero para el 99% de los catalanes, el catalán es su lengua materna, el idioma que se hablaba en sus casas cuando eran chicos. Y siempre un actor funciona mejor en su lengua materna, por lo que me decidí a que hiciéramos "4D Óptico" en catalán, aunque yo por esa época entendía poco y nada el idioma.

¿Qué le causa risa a los catalanes?
Buenísima pregunta, para la que creo no tener respuesta. Yo tengo muchos amigos allá. Podría contarte de qué se ríen mis amigos, pero no sé si eso sería responder a de qué se ríen los catalanes. Se ríen mucho de los argentinos, eso sí. Les divierte la manera que tenemos de hablar y de razonar. Son sumamente diplomáticos y ganarse el cariño de un catalán es más difícil que ganarse la lotería, pero una vez que te dan su corazón es para siempre.

En cuanto al público y a la calidad del teatro en España, ¿qué evaluación hacés en estos años?
El teatro es, y no me canso de decirlo, un fenómeno local. Cada lugar tiene sus códigos y reglas propias. Cuando por primera vez vi teatro en Madrid no me gustó, pero luego empecé a tratar de entender cómo eran los códigos del teatro en esa ciudad y mi criterio empezó a ampliarse y empecé a comprender cosas que antes no comprendía. En cuanto al público, no creo que se diferencie mucho del nuestro.

¿Qué diferencia ha encontrado entre lo que es  medio teatral y la televisión?
Las diferencias son muchas, por supuesto. Y hay que tenerlas muy presentes. Sería un error tratar de hacer teatro en la tele o hacer tele en el teatro. Pero si uno tiene claro eso, luego la cosa tiende a parecerse, en el sentido de que siempre hay que contar una historia. Y eso es eternamente apasionante y complejo.

¿Le costó  relacionarse con la TV?
Para nada. Yo he hecho tele hace 12 años ("Fiscales") y ahora estoy transitando esta hermosa experiencia. Creo que es un gran ejercicio que particularmente me ha colmado de satisfacciones. Creo que es mágico la celeridad con que se hacen las cosas en la tele. Uno plantea algo en el papel hoy y dentro de una semana eso cobra la dimensión de una realidad en la pantalla. Es un viaje increíble.

¿Cómo llegó la propuesta de "Para vestir santos"?
Adrián Suar me llamó (ya nos conocíamos y respetábamos mucho mutuamente) y me dijo: ''''''''Tengo una idea que creo que te va a  gustar''''''''. Nos fuimos a cenar en Mar del Plata, después de su función de ''''''''La cena de los tontos'''''''' con Franchela. Me dijo el título y agregó que pensaba en tres hermanas y una madre terrible. Me pareció algo divertido y emotivo a la vez. Recuerdo haberle contestado de inmediato algo así como: ¿Inventar historias de amor que fracasen? ¡Creo que puedo hacer eso!

Parece que hoy el tema de la homosexualidad tiene que estar planteado de alguna forma...
No creo que la homosexualidad se plantee en las tiras. Hay personajes que son homosexuales, pero la homosexualidad no es el gran tema (al menos en "Para vestir santos"). En el programa se tratan los problemas de las parejas y de la soledad. En algún caso los personajes son homosexuales y en otros no. Me parece que es muy bueno que esto aparezca en la tele.



A la hora de la creatividad, ¿hay algo  premeditado o la elaboración se va dando sobre la marcha?
Uno está como sumergido de manera permanente en la historia y sus lineamientos. Mientras contesto esta pregunta no dejo de pensar en el capítulo 35 (el anteúltimo de la serie) que estoy escribiendo y que tengo por la mitad. Uno no deja de pensar en los personajes, las situaciones y todo lo que interviene en la creación del programa. Al principio la elaboración es mucho más dedicada porque se están empezando a conocer a los personajes y el mundo que la serie plantea. Pero a esta altura los personajes y la atmósfera general están muy arraigados y eso facilita mucho las cosas.

¿Considerás que corrés con alguna ventaja al ser psicólogo?
Siempre es una ventaja leer a Freud. Es un gran autor. Y ser psicólogo sin duda ayuda para escribir. Pero también ayuda ser médico, abogado, ingeniero naval o zapatero. Creo que lo que más ayuda a la hora de escribir y contar historias es tener un contacto honesto y sensible con la realidad. La psicología está sobrevaluada respecto del teatro. Quizás haber hecho la carrera me deja tranquilo respecto del mito de que la psicología es una herramienta fundamental para el arte escénico.

¿De qué forma se da la evolución de la escritura en un dramaturgo como Daulte?
De manera errática y a los saltos. No hay un progreso. Como no lo hay en ninguna instancia vital. Lo que sí quizá va progresando es el conocimiento que uno va teniendo sobre este arte tan endemoniadamente complejo que es la dramaturgia.

Antes de crear una historia ¿Piensa primero en los actores o en los personajes?
Mitad y mitad. Cuando empiezo a concebir un personaje inmediatamente pienso en qué actor creo que me gustaría que lo hiciese. En general afirmo que me gustan más los actores que los personajes, y esto por una sencilla razón: los actores están vivos y son imprevisibles, los personajes en cambio no son más que letras en un papel.

¿Qué porcentaje  de  sus experiencias de vida hay en sus obras?
Supongo que el 100%. No hay otra materia prima. Igualmente pocas cosas son estrictamente autobiográficas. Los elementos de las experiencias vividas se combinan, mutan, se fragmentan y terminan convirtiéndose en algo que no parece ser la propia experiencia, pero en definitiva todo lo que hay ahí tiene que ver con lo vivido y con lo soñado (que es parte de lo vivido).

¿Alguna vez te pusiste a pensar en qué te diferencia de otros dramaturgos?
En algún momento lo pensaba. Ya no.

¿Creés que estás dejando una marca propia en el teatro?
Eso sólo se podrá decir cuando haya pasado algo de tiempo. Parece que mucha gente sigue un camino daulteano, como a algunos les gusta nombrarlo. Aquí y en España. Si eso sobrevive al paso del tiempo, nunca lo sabré. (L.C)     

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