Con la presencia de
Javier Daulte, el II Festival Daulte tendrá su apertura el sábado en El
Arrimadero.
“Que elijan mis textos es para mí un honor”, dijo el
prestigioso dramaturgo.
Por LORENA VINCENTY
Neuquén > Javier Daulte comienza la charla y recuerda su última y primera visita a esta ciudad, cuando por motivo del I Festival Daulte, organizado por El Arrimadero en 2010, llegaba en su vehículo particular a la zona, guiado por una hoja de ruta improvisada, después de haber sufrido un contratiempo con su vuelo: “Fue un esfuerzo muy grande, pero no me lo quería perder, y estuvo muy bueno. La verdad que a Neuquén nunca había ido por ninguna razón, ni turística, ni laboral; y es fantástico ver el auge que tienen los grupos allá y lo que hacen en El Arrimadero”, esbozó al empezar la nota que anticipa una nueva visita por otro gran motivo: el II Festival Daulte, que se realizará en la sala de Misiones 234 a partir del sábado próximo.
Javier Daulte es teatro, y su nombre se ha comenzado a usar para designar algo que pasa en los escenarios cuando él está presente, desde las palabras o la dirección. Es guionista, dramaturgo, director de teatro y sus comedias dramáticas han contribuido a la renovación del teatro en Argentina y Barcelona; y sus obras lo han hecho merecedor de ochenta distinciones en el ámbito nacional y fuera del país. La materia prima de sus obras es su infancia, dice, y su manera de generar un espectáculo atractivo se centra en el público: “Ese otro, que es uno mismo, pero sentado en la platea”.
Estuviste presente en la edición número uno del festival que lleva tu nombre, ¿qué sensación te llevaste?
Estuvo bárbaro, a pesar de los contratiempos. Además hay algo que vengo observando en todas las ciudades del interior en los últimos 10 ó 15 años: el nivel de los trabajos teatrales ha crecido muchísimo, se ve una fuerza, una unión y unas ganas de hacer buen teatro que me sorprende mucho gratamente, como también que elijan mis textos, eso para mí un honor.
Por otra parte, ese interés también le da al público del interior la posibilidad de acceder a obras como las suyas.
Sí, creo que hay mucha gente de las provincias que se viene a trabajar a Buenos Aires, pero hay también mucha gente de Buenos Aires, como Gustavo Lioy, que eligen ir a un lugar como Neuquén para desarrollar su arte y en ese intercambio todos salimos ganando.
Un festival que lleva tu nombre y el término daulteano, que aparece casi como un subgénero dentro del teatro. ¿Cómo se vive eso? ¿Cuáles serían las características del teatro daulteano?
Mucho no me doy cuenta, me llama la atención, es muy halagador y me parece muy interesante. Poder ver, y conocer, miradas sobre mi obra me permite tomar perspectiva de mi propio trabajo. En Buenos Aires las dirijo yo, así que poder asistir a una propuesta diferente siento que me abre un poco más la cabeza. ¿Y qué es Daulteano? No sé qué es Daulteano, seguramente será lo que yo no puedo decir. No es algo que me lo proponga, sino que no puedo evitar. Si aparece el adjetivo, aunque para mí es extraño, seguramente sirve para nombrar algo que sin duda mucha gente encuentra como novedoso en el teatro argentino. Ese nombre habla quizás de un aporte que haya hecho al teatro y eso me emociona mucho y me pone muy contento.
Empezaste en el teatro a los 14 años del lado de la actuación. ¿Es necesario haber pasado por el escenario para ser dramaturgo?
Si, empecé lejos, hace tiempo. Creo que no hay condiciones de ninguna especie para la escritura. Pero en términos prácticos -quizás por cómo está el teatro en nuestro país- veo más soltura a la hora de escribir en una persona que viene de talleres de actuación que para el que viene de talleres literarios. Pareciera que el hecho de poner el cuerpo, y entender la funcionalidad del teatro, ayuda a abordar un poco esta extraña literatura, que es escribir teatro. Pero como digo, esto es así en este momento del teatro argentino y no quiere decir que en unos 20 años cambie y tenga una estructura más literaria, como pasa en otras latitudes y en otras realidades teatrales. Hoy por hoy, el tránsito por un taller de actuación ayuda mucho a la hora de entender nuestra dramaturgia.
Y en tu caso particular, ¿qué cosas te interpelan a la hora de escribir?
Es un poco como que todo se vuelve materia prima, puede ser un hecho, una realidad, una anécdota, un procedimiento especialmente teatral, pueden ser tantas cosas. Lo que siempre corroboro, como confirmatorio de que una idea puede transformarse en una obra de teatro, es que esa idea o ese motivo inspirador tiene raíz o alguna resonancia en mi propia infancia, tiene la potencia y merece ser convertido en una indagación teatral; esa es mi materia prima por excelencia. Después de eso, todo es motivo de inspiración, lo que vuelve algo teatro es una mirada que se tiene sobre los hechos reales o referenciales de alguna cosa que uno haya leído, que uno ve, o recuerda.
¿Qué tan presente está el espectador en ese proceso?
Siempre trato de escribir los espectáculos que a mí me gustaría ver: yo soy el espectador, trato de buscar algo que me atrape, hacerlo y en ese sentido es enriquecedor, pero no puedo ponerme en la piel de nadie más. Pretender saber qué es lo que le gusta a la gente me parece una tarea quimérica. Creo que uno tiene que hacer lo que tiene ganas de ver, pero sin ser narcisista: no creer que porque lo hice yo, está bueno y la gente va a venir a verlo. La gente va al teatro a pasarla bien, luego quizás dirá ‘mirá qué bueno, mirá qué creativo’, pero no viene a halagar mi ego, sino a disfrutar, lo otro es una consecuencia. Hay que estar un poco corrido de ese ego y generar un espectáculo atractivo para ese otro, que es uno mismo, pero sentado en la platea.
En una era tecnológica, con cine en 3D, televisión en alta definición, ¿cómo se acomoda el teatro a esos cambios?
La tecnología creo que no es importante. Tanto el cine como la televisión no tienen nada que ver con el teatro, que es un rito social. Eso se ve cuando uno va al teatro, está repleto, no queda ni una entrada y justo conseguiste una y pudiste ver la obra. A la mayoría de la gente eso le encanta y dice ‘¡No sabés qué bueno, la cantidad de gente que había!’, y si vas al cine decís ‘estuve en la función de las dos de la tarde, no había nadie, cuatro personas en una fila ¡Qué bien!’. O sea, el rito social tiene muchísimo que ver con el teatro, y juntarnos con otros no tiene nada que ver con el cine, y menos con la tele, entonces es donde se diferencian y nunca se van a juntar.
Alguna vez dijiste que el teatro es terapéutico, ¿tiene que ver con eso?
Me parece que todo lo que haga lazos sociales es terapéutico, sobre todo en esta época que estamos encerrados en nuestras casas, con nuestras familias y la tele, en contacto con ficciones -o no ficciones- de manera permanente, pero solos. Si bien creo que la terapia es terapia y el teatro, teatro, el tema es hablar, no solamente consumir arte aunque sea maravilloso. Si uno no puede, después eso que ha recibido ponerlo en discurso, no sé si tiene algún sentido. En la medida en que el teatro nos permite enriquecer nuestros lazos sociales y afectivos es una actividad terapéutica, como lo es cualquier actividad que involucre a varios.
Es un gran momento para el teatro en el país.
Sí, lo veo recontra bien posicionado al teatro en Argentina. Es uno de los mejores teatros hispanoparlantes, no quepa la menor duda.
Entonces, ¿teatro para toda la vida?
Yo creo que hasta viejo voy a estar en medio de algo, me voy a ir de este mundo en medio de un proyecto, siempre va a haber algo para hacer. Y me imagino que voy a estar con los mismos problemas de siempre, al contar una historia una vez más.
Entre la televisión y el teatro
Neuquén > “No me gusta comparar”, afirma Daulte cuando se le pide que elija entre tele, cine o teatro. “Mi trabajo en televisión, que lo hice en una productora como Polka con “Tiempos compulsivos”, fue una gran experiencia, me mostró que hay que ser muy exigente con uno mismo para trabajar en equipo, con velocidad, precisión y hacer un producto al que le vaya bien. Esa urgencia me sirvió mucho, porque uno en el teatro, a veces, se queda con el problema y dice ‘la semana que viene lo resolvemos’. Me gustó eso de tomar el problema, mirarlo a los ojos y resolverlo. Pero hago teatro y eso hace posible que haga tele, al revés no podría: no podría por medio de la tele trabajar en teatro como lo hago", señaló Daulte.
Tres hijas, de comedia dramática
Neuquén > Javier Daulte habló de las obras que componen el II Festival Daulte y la importancia de ellas en su carrera: “’Gore’ es una obra que quiero mucho, fue la primera que dirigí solo, porque las que había hecho eran direcciones compartidas. Fue una experiencia muy singular, nunca esperé que se produjera lo que se produjo. En España fue un fenómeno del teatro alternativo. Creo que con esa obra establecí algunas de las premisas del lenguaje de mi escritura. Tomé argumentos del cine de “clase b” de los años '60, que han adelantado el imaginario durante mi infancia, y es muy divertida, me da mucha curiosidad saber cómo la han hecho allá. Después, “Caperucita” es uno de mis textos más nuevos y “Cómo es posible que te quiera tanto”, también, esta es la primera vez que se hace en Argentina. Yo la hice en España y no la hice todavía en Buenos Aires, así que a través de la versión de Gustavo (Lioy) voy a conocer a estos personajes hablando en argentino. La vez que se hizo, se hizo en catalán. “Caperucita” sí se hizo en Buenos Aires y en otras ciudades y hace poco vi una versión en Lima (Perú) y me llevé una linda sorpresa”.
PROGRAMACIÓN del festival
"Gore"
Sábado 8 a las 21 - El Arrimadero Teatro
Una pareja de extraños seres llega a la tierra y deben aprender a defenderse de algo que no conocen. Ellos no pueden procrear en su planeta, entonces necesitan de un elemento que tienen los humanos para poder continuar con su especie. Aquí se encuentran con jóvenes violentos que están tomando el edificio y empieza la interacción entre esta gente, donde no hay una comunicación clara, dado que hablan idiomas distintos. Una verdad se revela de manera falaz y una absurda tragedia se cierne sobre todos. (Reservas al 442145)
"Caperucita"
Sábado 8 a las 23.30 - El Arrimadero Teatro
Una familia conformada por tres generaciones de mujeres. Una mujer joven vive angustiada por la salud de su abuela, a quien quiere quizá más que a su propia madre. Debido a eso se ve obligada a finalizar una relación amorosa que recién se iniciaba, con un hombre que es capaz de todo por ella. Diferentes modos de querer en una comedia sobre el amor y sus excesos.
"Cómo es posible que te quiera tanto"
Domingo 9 a las 21 - El Arrimadero Teatro
Un hombre se va unos días de viaje por trabajo, dejando a su mujer sola en casa y un misterio se inicia cuando, durante esta ausencia, la mujer empieza a recibir llamadas amenazadoras. Una agente de policía interviene y empieza a atar cabos. La investigación la conduce al departamento donde viven dos gemelas que amaron a un mismo hombre, una tercera hermana que tuvo una infancia difícil y una amiga simpática, pese a su amargo pasado.
http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2012/12/2/bien-daulteano_170380
Neuquén > Javier Daulte comienza la charla y recuerda su última y primera visita a esta ciudad, cuando por motivo del I Festival Daulte, organizado por El Arrimadero en 2010, llegaba en su vehículo particular a la zona, guiado por una hoja de ruta improvisada, después de haber sufrido un contratiempo con su vuelo: “Fue un esfuerzo muy grande, pero no me lo quería perder, y estuvo muy bueno. La verdad que a Neuquén nunca había ido por ninguna razón, ni turística, ni laboral; y es fantástico ver el auge que tienen los grupos allá y lo que hacen en El Arrimadero”, esbozó al empezar la nota que anticipa una nueva visita por otro gran motivo: el II Festival Daulte, que se realizará en la sala de Misiones 234 a partir del sábado próximo.
Javier Daulte es teatro, y su nombre se ha comenzado a usar para designar algo que pasa en los escenarios cuando él está presente, desde las palabras o la dirección. Es guionista, dramaturgo, director de teatro y sus comedias dramáticas han contribuido a la renovación del teatro en Argentina y Barcelona; y sus obras lo han hecho merecedor de ochenta distinciones en el ámbito nacional y fuera del país. La materia prima de sus obras es su infancia, dice, y su manera de generar un espectáculo atractivo se centra en el público: “Ese otro, que es uno mismo, pero sentado en la platea”.
Estuviste presente en la edición número uno del festival que lleva tu nombre, ¿qué sensación te llevaste?
Estuvo bárbaro, a pesar de los contratiempos. Además hay algo que vengo observando en todas las ciudades del interior en los últimos 10 ó 15 años: el nivel de los trabajos teatrales ha crecido muchísimo, se ve una fuerza, una unión y unas ganas de hacer buen teatro que me sorprende mucho gratamente, como también que elijan mis textos, eso para mí un honor.
Por otra parte, ese interés también le da al público del interior la posibilidad de acceder a obras como las suyas.
Sí, creo que hay mucha gente de las provincias que se viene a trabajar a Buenos Aires, pero hay también mucha gente de Buenos Aires, como Gustavo Lioy, que eligen ir a un lugar como Neuquén para desarrollar su arte y en ese intercambio todos salimos ganando.
Un festival que lleva tu nombre y el término daulteano, que aparece casi como un subgénero dentro del teatro. ¿Cómo se vive eso? ¿Cuáles serían las características del teatro daulteano?
Mucho no me doy cuenta, me llama la atención, es muy halagador y me parece muy interesante. Poder ver, y conocer, miradas sobre mi obra me permite tomar perspectiva de mi propio trabajo. En Buenos Aires las dirijo yo, así que poder asistir a una propuesta diferente siento que me abre un poco más la cabeza. ¿Y qué es Daulteano? No sé qué es Daulteano, seguramente será lo que yo no puedo decir. No es algo que me lo proponga, sino que no puedo evitar. Si aparece el adjetivo, aunque para mí es extraño, seguramente sirve para nombrar algo que sin duda mucha gente encuentra como novedoso en el teatro argentino. Ese nombre habla quizás de un aporte que haya hecho al teatro y eso me emociona mucho y me pone muy contento.
Empezaste en el teatro a los 14 años del lado de la actuación. ¿Es necesario haber pasado por el escenario para ser dramaturgo?
Si, empecé lejos, hace tiempo. Creo que no hay condiciones de ninguna especie para la escritura. Pero en términos prácticos -quizás por cómo está el teatro en nuestro país- veo más soltura a la hora de escribir en una persona que viene de talleres de actuación que para el que viene de talleres literarios. Pareciera que el hecho de poner el cuerpo, y entender la funcionalidad del teatro, ayuda a abordar un poco esta extraña literatura, que es escribir teatro. Pero como digo, esto es así en este momento del teatro argentino y no quiere decir que en unos 20 años cambie y tenga una estructura más literaria, como pasa en otras latitudes y en otras realidades teatrales. Hoy por hoy, el tránsito por un taller de actuación ayuda mucho a la hora de entender nuestra dramaturgia.
Y en tu caso particular, ¿qué cosas te interpelan a la hora de escribir?
Es un poco como que todo se vuelve materia prima, puede ser un hecho, una realidad, una anécdota, un procedimiento especialmente teatral, pueden ser tantas cosas. Lo que siempre corroboro, como confirmatorio de que una idea puede transformarse en una obra de teatro, es que esa idea o ese motivo inspirador tiene raíz o alguna resonancia en mi propia infancia, tiene la potencia y merece ser convertido en una indagación teatral; esa es mi materia prima por excelencia. Después de eso, todo es motivo de inspiración, lo que vuelve algo teatro es una mirada que se tiene sobre los hechos reales o referenciales de alguna cosa que uno haya leído, que uno ve, o recuerda.
¿Qué tan presente está el espectador en ese proceso?
Siempre trato de escribir los espectáculos que a mí me gustaría ver: yo soy el espectador, trato de buscar algo que me atrape, hacerlo y en ese sentido es enriquecedor, pero no puedo ponerme en la piel de nadie más. Pretender saber qué es lo que le gusta a la gente me parece una tarea quimérica. Creo que uno tiene que hacer lo que tiene ganas de ver, pero sin ser narcisista: no creer que porque lo hice yo, está bueno y la gente va a venir a verlo. La gente va al teatro a pasarla bien, luego quizás dirá ‘mirá qué bueno, mirá qué creativo’, pero no viene a halagar mi ego, sino a disfrutar, lo otro es una consecuencia. Hay que estar un poco corrido de ese ego y generar un espectáculo atractivo para ese otro, que es uno mismo, pero sentado en la platea.
En una era tecnológica, con cine en 3D, televisión en alta definición, ¿cómo se acomoda el teatro a esos cambios?
La tecnología creo que no es importante. Tanto el cine como la televisión no tienen nada que ver con el teatro, que es un rito social. Eso se ve cuando uno va al teatro, está repleto, no queda ni una entrada y justo conseguiste una y pudiste ver la obra. A la mayoría de la gente eso le encanta y dice ‘¡No sabés qué bueno, la cantidad de gente que había!’, y si vas al cine decís ‘estuve en la función de las dos de la tarde, no había nadie, cuatro personas en una fila ¡Qué bien!’. O sea, el rito social tiene muchísimo que ver con el teatro, y juntarnos con otros no tiene nada que ver con el cine, y menos con la tele, entonces es donde se diferencian y nunca se van a juntar.
Alguna vez dijiste que el teatro es terapéutico, ¿tiene que ver con eso?
Me parece que todo lo que haga lazos sociales es terapéutico, sobre todo en esta época que estamos encerrados en nuestras casas, con nuestras familias y la tele, en contacto con ficciones -o no ficciones- de manera permanente, pero solos. Si bien creo que la terapia es terapia y el teatro, teatro, el tema es hablar, no solamente consumir arte aunque sea maravilloso. Si uno no puede, después eso que ha recibido ponerlo en discurso, no sé si tiene algún sentido. En la medida en que el teatro nos permite enriquecer nuestros lazos sociales y afectivos es una actividad terapéutica, como lo es cualquier actividad que involucre a varios.
Es un gran momento para el teatro en el país.
Sí, lo veo recontra bien posicionado al teatro en Argentina. Es uno de los mejores teatros hispanoparlantes, no quepa la menor duda.
Entonces, ¿teatro para toda la vida?
Yo creo que hasta viejo voy a estar en medio de algo, me voy a ir de este mundo en medio de un proyecto, siempre va a haber algo para hacer. Y me imagino que voy a estar con los mismos problemas de siempre, al contar una historia una vez más.
Entre la televisión y el teatro
Neuquén > “No me gusta comparar”, afirma Daulte cuando se le pide que elija entre tele, cine o teatro. “Mi trabajo en televisión, que lo hice en una productora como Polka con “Tiempos compulsivos”, fue una gran experiencia, me mostró que hay que ser muy exigente con uno mismo para trabajar en equipo, con velocidad, precisión y hacer un producto al que le vaya bien. Esa urgencia me sirvió mucho, porque uno en el teatro, a veces, se queda con el problema y dice ‘la semana que viene lo resolvemos’. Me gustó eso de tomar el problema, mirarlo a los ojos y resolverlo. Pero hago teatro y eso hace posible que haga tele, al revés no podría: no podría por medio de la tele trabajar en teatro como lo hago", señaló Daulte.
Tres hijas, de comedia dramática
Neuquén > Javier Daulte habló de las obras que componen el II Festival Daulte y la importancia de ellas en su carrera: “’Gore’ es una obra que quiero mucho, fue la primera que dirigí solo, porque las que había hecho eran direcciones compartidas. Fue una experiencia muy singular, nunca esperé que se produjera lo que se produjo. En España fue un fenómeno del teatro alternativo. Creo que con esa obra establecí algunas de las premisas del lenguaje de mi escritura. Tomé argumentos del cine de “clase b” de los años '60, que han adelantado el imaginario durante mi infancia, y es muy divertida, me da mucha curiosidad saber cómo la han hecho allá. Después, “Caperucita” es uno de mis textos más nuevos y “Cómo es posible que te quiera tanto”, también, esta es la primera vez que se hace en Argentina. Yo la hice en España y no la hice todavía en Buenos Aires, así que a través de la versión de Gustavo (Lioy) voy a conocer a estos personajes hablando en argentino. La vez que se hizo, se hizo en catalán. “Caperucita” sí se hizo en Buenos Aires y en otras ciudades y hace poco vi una versión en Lima (Perú) y me llevé una linda sorpresa”.
PROGRAMACIÓN del festival
"Gore"
Sábado 8 a las 21 - El Arrimadero Teatro
Una pareja de extraños seres llega a la tierra y deben aprender a defenderse de algo que no conocen. Ellos no pueden procrear en su planeta, entonces necesitan de un elemento que tienen los humanos para poder continuar con su especie. Aquí se encuentran con jóvenes violentos que están tomando el edificio y empieza la interacción entre esta gente, donde no hay una comunicación clara, dado que hablan idiomas distintos. Una verdad se revela de manera falaz y una absurda tragedia se cierne sobre todos. (Reservas al 442145)
"Caperucita"
Sábado 8 a las 23.30 - El Arrimadero Teatro
Una familia conformada por tres generaciones de mujeres. Una mujer joven vive angustiada por la salud de su abuela, a quien quiere quizá más que a su propia madre. Debido a eso se ve obligada a finalizar una relación amorosa que recién se iniciaba, con un hombre que es capaz de todo por ella. Diferentes modos de querer en una comedia sobre el amor y sus excesos.
"Cómo es posible que te quiera tanto"
Domingo 9 a las 21 - El Arrimadero Teatro
Un hombre se va unos días de viaje por trabajo, dejando a su mujer sola en casa y un misterio se inicia cuando, durante esta ausencia, la mujer empieza a recibir llamadas amenazadoras. Una agente de policía interviene y empieza a atar cabos. La investigación la conduce al departamento donde viven dos gemelas que amaron a un mismo hombre, una tercera hermana que tuvo una infancia difícil y una amiga simpática, pese a su amargo pasado.
http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2012/12/2/bien-daulteano_170380
No hay comentarios:
Publicar un comentario